viernes, octubre 26, 2012

Solo con invitación: Últimas pasiones del caballero Almafiera, Juan Eslava Galán

Planeta, Barcelona, 2012. 520 pp. 21,50 €

Ángeles Prieto Barba

“No es lo que parece” resumiría sin dudarlo la primera lección que todo estudiante de Historia recibe, a la hora de abordar la Edad Media. Especialmente en nuestra Península, convertida en territorio de frontera, donde esa época atrasada y plena de oscurantismo que la historiografía tradicional nos enseña se transforma, a poco que nos fijemos en ella, en un periodo apasionante que tiene mucho que decirnos. Y con tal propósito educativo, pero sin dejar en ningún momento de emplear un tono jovial y lúdico, se ha escrito esta novela genial, una de las más conseguidas de la extensa producción de Eslava Galán, tal vez la mejor, la más lograda.
Pues con ella no echaremos de menos esas carcajadas que todos dejamos escapar al leer En busca del unicornio, ni tampoco esa atención constante que nos exigió Señorita hasta terminarla, sin poder soltar el libro. Y es que esta novela feliz, destinada a explicarnos cómo se desarrolló la batalla de las Navas de Tolosa, recoge bastantes virtudes presentes en la prolífica obra de Eslava, además de verse enriquecida con un vocabulario exacto y sustancioso, al que lamentablemente no solemos estar acostumbrados en nuestra narrativa de los últimos años. Sin olvidar que el libro incluye también un post scriptum, un censo de personajes, un glosario, bibliografía y breves apéndices explicativos.
Pero hay mucho más para conseguir que esta novela se aleje del típico producto conmemorativo de bicentenarios al que ya estamos acostumbrados. Y no sólo porque de los hechos referidos nos separe esta vez un milenio, sino por las lecciones implícitas o explícitas que podemos encontrar en ella: esa llamada a la concordia de los pueblos cristianos peninsulares, representada en la figura de unos reyes emparentados y en discordia perpetua que deciden unirse; esa mirada lúcida ante hispánicos conflictos bélicos que, analizados con rigor, dejan de ser tan nuestros y no más crueles, ni peores, que los que se llevan a cabo en cualquier otro país europeo; esa sociedad abierta y desvergonzada, de lenguaje bronco y directo, donde el predominio de la religión no impide en absoluto dar satisfacción al cuerpo, y finalmente, esos tronchantes güiños anacrónicos, dirigidos al lector atento, para que no pierda ripio entre guisos desestructurados, los versos de maese Lorca el trovero o la fugaz aparición del caballero Pérez Reverter, más comedido que de costumbre, presto a conseguir la gloria en el campo de batalla.
Hasta tal punto me ha gustado esta novela que no voy a lamentar que la crítica española académica, tan seria y grave, no haya otorgado todavía, y a lo grande, el reconocimiento que la obra de Eslava merece, al igual que ocurriera antes con otros espíritus, afines y alegres, como Francisco García Pavón o Fernando Quiñones. Porque este libro parece escrito, pese al bagaje que contiene y gracias a los cielos, no por un consagrado autor campanudo, sino por un jovenzuelo goliardo, desenvuelto y procaz, que acaba de descubrir cuan hermosa es la existencia. Tal es la alegría y la esperanza que maese Johannes transmite. No sé si le compensará que, en vez de estar recorriendo el país para recoger placa tras placa, hasta la placa final, nosotros prefiramos verdaderamente que siga escribiendo como hasta ahora, progresando y creciendo. Y por nosotros que no se entienda en ningún momento un “público”, mayoritario o de culto, sino sus activos, divertidos, agradecidos, fieles, numerosos y desprejuiciados lectores. Los que él mismo se ha buscado desde siempre.


Juan Eslava Galán: "Soy una fusión en frío de doña Ermengarda y Marmite"


Con sencillez, naturalidad y muchísimo sentido del humor, Juan Eslava Galán desvela en esta entrevista alguna de las claves de su última novela, Últimas pasiones del caballero Almafiera (Planeta), una aventura emparentada con aquella feliz En busca del unicornio, que nos devuelve al mejor y más auténtico Eslava: el de la novela histórica de ambientación medieval. Sus filias, la relación con sus lectores y, en especial, con sus personajes quedan en sus palabras al descubierto.

1212 es una de las escasas referencias históricas que todo español recuerda, ¿por qué?, ¿y por qué una celebración jovial y festiva de la batalla, que no una visión derrotista como es habitual, como tenemos de casi todos nuestros grandes acontecimientos históricos?
—Era una fecha fácil de recordar, doce-doce. Quería conmemorar la batalla que llevo toda la vida estudiando, pero ahora apenas hay lectores (hombres quiero decir) sino más bien lectoras. O sea, ya me hago un lío. No es que no haya lectores, por supuesto que los hay, pero no se entretienen en ese género ligero la novela, que se va quedando más bien para mujeres. Ellos están más centrados en lecturas más densas y conectadas con la realidad, como el Marca o el As, y en las profundas discusiones sobre temas ligueros que les concitan (y a las que los incitan).  Por lo tanto yo no quería hacer una novela de guerra y batallitas dirigida al ausente lector masculino. A las chicas, que son las lectoras, les preocupan los sentimientos. Por lo tanto inventé una historia de sentimientos y puse en ella muchas enseñanzas que a uno le ha ido dando la vida. Así como madame Bovary era Flaubert (Madame Bovary cest moi) así yo soy una fusión en frío de doña Ermengarda y Marmite (principalmente).
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2 comentarios:

Sandra dijo...

Leer a Eslava Galán siempre es un placer. Qué tiempos aquellos en que el Premio Planeta hacía las cosas bien...

Anónimo dijo...

No estoy de acuerdo con Sandra. Juan Eslava Galán sigue escribiendo buenas novelas y rigurosos y amenos ensayos. Acabo de leer la reseña y me ha parecido interesante; aunque menos profesional que la descrita por Herminia Luque (en lunaresnegros. blog), con talento, eficacia y comprensible para orientar al lector. Así que ahora mismo salgo a comprar las Ultimas pasiones del caballero Almafiera.