miércoles, octubre 19, 2016

La magia de los días, Antonio Báez


Talentura, Málaga, 2016. 180 pp. 14,50 €

Angeles Prieto Barba


Es preciso iniciar esta reseña avisando que, bajo este título, nos vamos a encontrar con cinco cuentos, un prefacio y un relato largo o novela corta. De no tener esta circunstancia presente, empezaríamos una narración con demasiados inicios, distintos personajes y muy desconcertante. Ignoro por qué los cuentos no van al final, pero es indudable que participan todos de un mismo ambiente contemporáneo y desesperanzado, que desde luego da pie y cobijo a la narración posterior, más larga. Pues en efecto, este conjunto literario busca retratar la época en que vivimos, tiempo que aparece reflejado mediante un recurso ya clásico, como es la figura del antihéroe enfrentado a una sociedad con la que no se entiende en absoluto y que le castiga continuamente. El mal de este siglo nuestro, la crisis general de creencias y valores, que tiene poco que ver con el Werther del Romanticismo de acuerdo a lo aquí reflejado. El vacío existencial de Werther estaba provocado por el exceso de racionalismo hijo de la Ilustración; las desventuras de Adán tienen causa y motivo en las desigualdades sociales y económicas. Desde el inicio hasta el sorprendente final, ese que no vamos a desvelar.
Pues en efecto Adán, el protagonista de la nouvelle, parte de orígenes muy humildes y familia desestructurada tras el temprano abandono paterno. Esta dura circunstancia conducirá más tarde al fracaso en los estudios y a la renuncia de esa vida convencional a la que todos hemos estado abocados. Trauma al que se unirá otro, no menos importante, fruto de la casualidad. Sin embargo y pese a todo, Adán no llora, ni clama por todos sus infortunios en la novela. Es un tipo alegre que vive como puede, al albur de las circunstancias. Este es quizá, junto con un estilo narrativo muy vivaz, de frases cortas y contundentes, el logro más destacado de esta novela que nos conduce a preguntarnos por el sentido de la existencia en nuestros días, tal y como nos la han inculcado. Precisamente será el final, casual y sorprendente, el que nos refrendará la necesidad que tenemos todos de cambios importantes como remedio necesario. No solo en la política o en la sociedad, también en esa actitud individualista, consumista y poco generosa, que sin embargo aplaudimos y refrendamos como socialmente óptima y deseable y que viene a estar representada por el personaje de Paco Vacas o Paco Tierra que no es en modo alguno quien parece. Por otra parte, queda claro también que las mujeres han dejado de ser protectoras, tabla de salvación o solución mágica para los problemas.
Con esta crítica social, no exenta de humor en todo momento, el mundo se nos antoja ancho y ajeno, un antro lleno de fieras, donde solo podemos encontrar “La magia de los días” dentro de nosotros mismos, en esa actitud de Adán afrontando toda clase de traumas, dificultades y obstáculos sin renuncia ni rendición a dejar de ser lo que es. Como lección, no es poca.

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