jueves, diciembre 01, 2011

Crímenes, Ferdinand von Schirach

Trad. Juan de Solá. Salamandra, Barcelona, 2011. 187 pp., 15,50 €.

Julián Díez

Confieso un cierto prejuicio contra casi cualquier manifestación artística arropada en la etiqueta “basada en hechos reales”. Cimentado no sólo en los inefables telefilmes de hora de la siesta que la utilizan como reclamo, sino también en una infancia en la que el relato de historias reales estaba ligado a El Caso, revista truculenta que a mis ojos de niño era símbolo del cutrerío más abyecto. Más tarde, Truman Capote o John Berendt erosionaron un tanto esta sensación, aunque tal vez por deformación profesional sigo dando más crédito a la crónica periodística que a la novelización.
Todo esto viene a cuento porque Crímenes supone una tercera vía: son relatos a cargo de un testigo directo de los hechos, no de un profesional de la narración, y sin vocación autobiográfica; no desdeñan una visión subjetiva y el empleo herramientas literarias para poner en antecedentes de la historia, pero la implicación del autor es sólo circunstancial en ella.
Von Schirach es abogado defensor, y llega como personaje a sus historias cuando los hechos se han consumado. En todos los casos, para dar la cara por alguien que, según nos ha explicado previamente, se ha visto abocado al crimen: sometido a circunstancias insoportables, necesitado de sobrevivir, empujado por el amor. Las historias posiblemente estén trucadas, como lo está el papel de Von Schirach como benévolo espectador que tiende una mano para conseguir que sus clientes salgan lo mejor librados posibles. Pero la ternura con la que cuenta cada caso parece sentida, transmite verosimilitud, y consigue poner por completo al lector de su lado.
El primer relato, “Fahner”, resulta modélico al respecto, con la breve pero contundente descripción de la progresiva podredumbre de un amor para terminar en asesinato. “Summertime” o “El etíope”, dos de los relatos más largos e intensos, hablan del papel de la multiculturalidad en la sociedad alemana, con un aire fatalista que desemboca en la esperanza. También alguno de los relatos se queda en una descripción truculenta que no por real consigue sorprender a estas alturas, caso de “Verde” o “Amor”.
Para el lector encallecido de relatos policiacos, Crímenes tiene, además de su aire de verosimilitud y su estilo minimalista, expresivo con una economía absoluta de artificios, el aliciente de la descripción de los procesos judiciales alemanes, bastante distintos a los peliculeros estadounidenses pero también con matices respecto a los procedimientos españoles. Con todo, el entusiasmo con el que el libro parece haber sido recibido en su país de origen debe atemperarse a la espera de que Von Schirach sea capaz de trasladar este tipo de esquema y de estilo a más libros.

1 comentario:

Homo libris dijo...

Jo... un libro más a tener en cuenta para estas fechas. :) A la lista va, pues parece de lo más interesante.

¡Gracias!