viernes, octubre 13, 2006

Inés del Alma mía, Isabel Allende

Areté. Barcelona, 2006. 367 pp. 22,90 €

María Pilar Queralt del Hierro

Isabel Allende, posiblemente por consejo de sus editores, forma filas junto a tantas otras escritoras actuales —entre las que me cuento— empeñadas en la ardua tarea de sacar del anonimato a tantas mujeres silenciadas por la historia. Lo hace en forma de biografía novelada y mediante un personaje apasionante y emblemático : Inés Suárez (1507-1580), la que fuera compañera de Pedro Valdivia en la conquista de Chile. Una mujer de armas tomar (nunca mejor dicho), con una personalidad muy determinada y a la que debieron mucho sus compañeros de aventura.
La conquista del imperio ultramarino se ha escrito siempre en masculino pese a que cientos de mujeres acompañaron a los conquistadores en su empresa americana. Fueron, en su mayoría, mujeres anónimas que se arriesgaban a cruzar el Atlántico sin esperar reconocimiento alguno. Todo lo más, mejorar su nivel de vida. Algunas de ellas—las menos— consiguieron sin embargo que su nombre pasara a la historia. Así, María de Toledo, esposa de Diego Colón y virreina de las Indias Occidentales; Juana de Zárate, nombrada Adelantado de Chile por Carlos V; Isabel Manrique y Aldonza Villalobos gobernadoras de la isla venezolana de Margarita, Inés Muñoz y María Escobar, pioneras en el cultivo del trigo en el Perú o Isabel Barreto quien acompañó a su esposo, Álvaro de Mendaña, a una expedición a la Melanesia y, a la muerte de éste, hubo de asumir el mando de una flota de cuatro navíos en el trayecto que unió las costas del Perú con la Melanesia. El viaje sirvió para descubrir las islas Marquesas y le valió a Isabel el título de Adelantada de la Mar Océana. Su aventura fue novelada por Pemón Bouzas en su espléndida El informe Manila (MR, 2004) y ahora le toca el turno a Inés Suárez, la costurera extremeña que se embarcó hacia el Nuevo Mundo siguiendo a su marido y allí encontró el amor en la persona de Valdivia y un lugar en la historia gracias a la fundación del entonces reino de Chile.
En la elección del personaje ha tenido mucho que ver, sin duda, el lugar de nacimiento de Isabel Allende, para quien Inés Suárez debió ser un personaje recurrente en los libros de texto y la memoria popular. Ahora, consciente de que la novela es un vehículo idóneo para reparar los injustos silencios de la historia, aborda el personaje con una soltura que el tratado historiográfico no admitiría. Sin faltar a la rigurosidad, Allende traza con imaginación y amenidad la epopeya de la conquista de Chile en un texto que, aun respondiendo a los parámetros biográficos, acaba por convertirse en una apasionante novela de aventuras cuyo interés crece a medida que la narración avanza y cobra intensidad.
Sólo puede objetarse una excesiva modernización de las mentalidades como si, al actualizar el lenguaje (la misma Allende lo justifica, aduciendo la complejidad del castellano del siglo XVI) se llevara a cabo una puesta al día de las formas de vida o relación. Pero, en cualquier caso, Inés del alma mía cumple su propósito y “resucita” a un personaje prácticamente ignorado en este lado del Atlántico. Lo hace, además, con amenidad, rigurosidad y una prosa excelente lo que, dado el panorama de la novela histórica actual, francamente se agradece.

2 comentarios:

hera dijo...

Isabel Allende sabe poner el justo punto en la novela histórica.
Estoy pensando en Juana Azurduy.
¿que personaje no?
Un saludo

Anónimo dijo...

Pues a mi me gustan más tus novelas María Pilar. Para Inês, la tuya Inés de Castro que publicaste hace un par de años.
Saludos