lunes, mayo 22, 2017

Nuestra historia, Pedro Ugarte


Páginas de Espuma, Madrid, 2016. 168 pp. 15 €

Miguel Sanfeliu

En general nuestra historia, la de todos, está formada por pequeños acontecimientos, pequeñas variaciones que irrumpen en lo que llamamos normalidad para crear un punto de intriga, para ponernos cara a cara frente a lo incierto o, simplemente, para recordarnos, como ya hizo Sartre, que el infierno son los otros. Los cuentos reunidos en Nuestra historia, el último libro de Pedro Ugarte, están narrados con un ritmo implacable, con una garra que te atrapa desde la primera línea y ya no te suelta hasta llegar al final, a veces exhausto y otras pensativo, porque todos estos relatos consiguen involucrar al lector, sumergirlo en ese instante decisivo al que se enfrentan los personajes.
La fuerza de un relato reside, casi siempre, en la historia que nos narra, que sea capaz de traspasar esa coraza con la que todos nos defendemos de las agresiones emocionales que vemos a nuestro alrededor; y también en la potencia de sus personajes, seres en los que podemos reconocer nuestras debilidades, nuestros miedos o nuestro frágil concepto del mundo.
Estamos de suerte, porque nos encontramos sin duda ante un buen libro de cuentos, uno de los mejores de todo lo publicado en los últimos años, no en vano Pedro Ugarte es un consumado autor de relato corto, uno de los imprescindibles. Encontramos parejas que afrontan situaciones de crisis. "Días de mala suerte" nos habla de una familia que se enfrenta a una situación económica muy difícil y, pese a todo, el estricto plan de ahorro que se imponen les unirá y les enseñará a disfrutar de las pequeñas cosas, de los juegos, de la compañía mutua. Del mismo modo, la pareja de "Para no ser cobarde" también se enfrenta a un momento decisivo de sus vidas, a un cambio radical de residencia, abandonando la ciudad para instalarse en un pueblo con la única expectativa de que el hombre escriba una novela, y percibimos perfectamente el halo de desesperación de esa decisión, intuimos incluso que una sombra de desastre oscurece la relación de esa pareja.
Hay también personajes realmente curiosos, como la mujer experta en hacer regalos que protagoniza "Verónica y los dones" o esa especie de «conseguidor» con aspecto de triunfador del que nos habla el cuento "Voy a hacer una llamada".
Otros, por su parte, tienen un halo de misterio, un aire amenazador, como el excéntrico millonario de "Mi amigo Bohm-Bawerk" o el libertino artista de "Enanos en el jardín". En "La muerte del servicio" asistimos a un reencuentro en el que flota la figura de Feliciana, la mujer que trabajaba para la familia del anfitrión y cuya vida se vislumbra que ha debido ser muy diferente a la de ese grupo de viejos amigos.
También hay historias con una fuerte dosis de humor, como "Vida de mi padre", en la que un acontecimiento trivial se convierte en algo determinante en la vida del protagonista. O "El hombre del cartapacio", con ese empleado patético que se esfuerza tanto por hacer las cosas bien que lo único que consigue es ir, poco a poco, labrándose un particular descenso a los infiernos.
Y, por último, "Opiniones sobre la felicidad", el cuento que cierra el volumen y que consigue dejarnos con el corazón helado, con ese hombre que se somete a la presión familiar de su madre y sus hermanos, unos seres marginales, esperpénticos, que representan un pasado del que uno no puede huir del todo.
Las historias de Pedro Ugarte son de corte realista. Le basta con narrar unos hechos, describirnos a unos personajes que consiguen emocionarnos, y lo hace con un tono muy alejado de la solemnidad, ayudándose del desenfado, del humor, para ir avanzando con un estilo elegante y muy cuidado, de fraseo largo pero pausado, con esa sabiduría y dosificación de la información que nos mantiene pegados a las tramas.
En estas historias encontramos ideas sobre nuestras relaciones con los demás, bien con la pareja, con los padres, con los amigos o con desconocidos. Literatura grande sobre asuntos aparentemente nimios. Y esta tradición se emparenta directamente con una narrativa que merece la pena reivindicar, la de los escritores de la conocida como generación de los cincuenta, no en vano los tres primeros cuentos están dedicados a Medardo Fraile, a Esteban Padrós de Palacios y a Antonio Pereira, dedicatorias que parecen, en sí mismas, una declaración de intenciones.
También me atrevería a decir que en los personajes de Nuestra historia hay miedo, un miedo a perder la seguridad de lo conocido, a que las cosas cambien, a que sobrevenga la desgracia, la amenaza que puede suponer la irrupción de elementos desestabilizadores en nuestra vida.
En cualquier caso, este libro supone una lectura adictiva y sus historias se quedan en la mente del lector, haciéndole pensar. En algunos momentos nos pone una sonrisa en la cara pero en otros nos hiela el corazón, como la escena final de ese último relato, terrorífico, con el que se cierra este conjunto de cuentos que nos hablan, a fin de cuentas, de nosotros mismos, de nuestros miedos, de nuestra historia.

2 comentarios:

  1. Gracias, Miguel, por el comentario, pero sobre todo por la afilada lectura del libro.
    Un abrazo del autor...

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  2. Me gustan los personajes misteriosos, buen libro. Seguro que muy emocionante.

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