lunes, noviembre 12, 2007

Como otros tienen una patria, Ramón García Mateos

X Premio de Poesía Ciudad de Salamanca. Algaida, Sevilla, 2007. 88 pp. 12 €

Ignacio Sanz

Ramón García Mateos (Cerralbo, Salamanca, 1960) ha tenido una vida peregrina y, en cierto sentido, atormentada, que le llevó en un primer envite desde su pueblecito situado casi en la frontera de Portugal, hasta el Barco de Valdeorras, para emigrar después a Reus cuando era ya un adolescente crecido. Desde hace más de veinte años vive en Cambrils (Tarragona), donde ejerce como profesor de Literatura Española. Su primer libro de poesía lo firmaba con un clásico entonces vivo como Leopoldo de Luis. Ramón García Mateos ha ramaleado de aquí para allá siempre atrapado por la poesía, con libros deudores del viejo cancionero y romancero tradicionales con acentos trovadorescos; también ha navegado en las aguas de la poesía satírica, tomando como objeto de su punzante mirada ciertos personajes públicos.
En estas idas y venidas por el mundo literario consiguió varios premios que no hacían sino confirmar que aquel muchacho salmantino de vocación trashumante había devenido en un poeta aplicado con capacidad para asumir lo mejor de la tradición poética en castellano; tradición que, en su caso, recalaba en puertos tan notables como Blas de Otero, José Agustín Goytisolo, César Vallejo, Antonio Gamoneda. A José Agustín Goytisolo le ha dedicado, además, varios estudios críticos y un precioso disco, Por mi mala cabeza, de poesía recitada y musicalizada por el grupo Los Goliardos, que él lidera. En ese disco se puede apreciar la gravedad y hondura de la voz de Ramón García Mateos, así como su dominio del ritmo y de las pausas en la recitaciones.
En el año 2003 García Mateos da un salto cualitativo al conseguir el premio de poesía Rafael Morales de Talavera de la Reina con su libro Morfina en el corazón. Creo que es en este libro donde el poeta comienza a encontrar su propia voz depurada, libre ya de cualquier hojarasca ligada al periodo formativo. Aparecen los largos versículos, las complicidades surrealistas y un desgarro interior que se va a acentuar en el libro objeto de este comentario, Como otros tienen una patria, título prestado de un verso de Juan Carlos Mestre, otro de sus referentes poéticos, cuyo verso completo es: «Yo tenía una libélula en el corazón como otros tienen una patria».
El dolor atraviesa estos poemas desgarrados, pero no es un dolor oscuro o amargo, sino un dolor luminoso, expresado desde la altivez de los derrotados, desde la conciencia heroica de los vencidos. Y descubrimos en ellos que el poeta se desnuda y nos muestra, como trofeo, un torso lleno de heridas. Y es entonces cuando advertimos que Ramón García Mateos ha encontrado en estos poemas el cauce para dar salida a los sentimientos más profundos; las esquirlas de ese dolor salpican como gotas de agua en nuestra cara y nos hieren y nos iluminan.
«Mi memoria es el territorio de la ausencia, memoria para tejer el lino y la sarga donde duerme el recuerdo, ausencia y humo, piel y escalofrío». Otra veces el poeta se muestra dionisiaco, ebrio de amor: «Así, especia y flor, fruto y viático, así, así renace en las palabras, pagoda entre dos muslos azorados, cofre y cosecha, un pozo de agua dormida entre tus piernas: lugar sagrado donde se anega mi soledad, mi ansia de ti, me desespero».
El libro brinca en nuestras manos, como brinca un corazón herido. Y bien se podría decir de él, remedando a Vallejo, que el lector, antes que un libro, tiene un hombre herido entre las manos.

2 comentarios: