Este es el final de un camino. Lo comenzamos el 23 de abril de 2006. Durante estos once años no hemos dejado de acudir a nuestra cita con los lectores. Al principio, a diario. Desde el último año, con una frecuencia trisemanal. La Tormenta en un vaso nació con la vocación de ser cuaderno de bitácora para lectores y nos consta que lo hemos conseguido. Sois muchos, a lo largo de este tiempo, quienes nos habéis dicho que nos teníais por una página de referencia a la hora de buscar nuevas lecturas. Por eso echar el cierre ha sido –es– una decisión sumamente difícil. En estas palabras de despedida, lo que más sentimos es agradecimiento. Hacia vosotros, los lectores para los que nació este proyecto cuando aún era una “rara avis” en la red. De todo corazón: muchas gracias por estar ahí, por haber estado.
Aunque si esta página ha sido posible es gracias al mucho trabajo, siempre desinteresado, de sus colaboradores. Nunca nos cansaremos de decir que hemos sido privilegiados de contar con vosotros, de aprender de vosotros, de emocionarnos con vuestras palabras. Os queremos agradecer tantas lecturas, tantas reseñas, tanta pasión. Sin vosotros la Tormenta nunca se hubiera desencadenado. O, para citar a Ray Bradbury: “La tormenta érais vosotros”.
No queremos terminar sin agradecer también a las editoriales su colaboración. Desde el primer momento, cuando el proyecto apenas echaba a andar, hemos contado con vuestra complicidad. Ojalá hayamos sabido devolveros esa fe y esa ayuda.
La Tormenta en un Vaso termina aquí. Las cosas comienzan y terminan sin que nada ocurra. Acaso lo único que deseamos es que sigáis visitando esta página, donde las recomendaciones y los buenos recomendadores continuarán presentes, y tal vez que nos echéis un poco, sólo un poco de menos.
Ha sido un privilegio formar parte de vuestra vida.
Hasta siempre.
Ha sido un privilegio formar parte de vuestra vida.
Hasta siempre.
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