lunes, diciembre 07, 2015

Todos deberíamos ser feministas, Chimamanda Ngozi Adichie


Literatura Random House, Barcelona, 2015. 62 pp. 4,90 €

María Dolores García Pastor

Desde sus comienzos la nigeriana Chimamanda Gnozi Adichie ha mostrado su interés por la cuestión negra y femenina, presente en toda su obra. Su primera novela La Flor Púrpura (Grijalbo, 2004) trataba la cuestión de los malos tratos en el seno de una familia tradicional nigeriana de clase alta. En sus otras dos novelas, Medio sol amarillo (Mondadori, 2007) y Americanah (2014), y su volumen de relatos Algo alrededor de tu cuello (Mondadori, 2010) ha seguido retratando ambos temas. Su activismo en estos dos campos es de sobras conocido, tanto que en el año 2012 dio una conferencia sobre feminismo en TEDx en Euston. El libro Todos deberíamos ser feministas es la transcripción de esa conferencia que actualmente puede leerse a modo de ensayo.
La exigua extensión del libro frente a lo que uno espera del género, apenas cincuenta páginas, no debe llevarnos a engaño. Se trata de una obra que algunos se han atrevido a calificar de imprescindible por su claridad y contundencia. En ella Adichie aúna los datos objetivos a sus propias experiencias cotidianas, detalles, anécdotas muy visuales, lo cual ayuda al lector a empatizar con su discurso, todo ello aderezado con un inteligente sentido del humor y con un estilo claro y directo. A partir del análisis de los micromachismos de cada día, tan arraigados en la cultura que es difícil percibirlos, muestra que el machismo no es algo del pasado sino que las estructuras machistas perviven en las sociedades de hoy día por muy modernas que se crean.
La autora se declara irónicamente «feminista feliz africana que no odia a los hombres y a quien le gusta llevar pintalabios y tacones altos para sí misma y no para los hombres», rompiendo así algunos tópicos sobre este movimiento social, y se plantea la vigencia del feminismo en la actualidad haciendo una defensa más allá de estos y otros tópicos. El feminismo, dice, no sólo es cosa de mujeres.

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