Ariadna G. García
Entre los años 1795 y 1799, Jane Austen escribió los manuscritos de Sentido y sensibilidad, Orgullo y prejuicio y La abadía de Northanger. Y aunque George Austen (padre de la autora) intentó que sus obras viesen la luz, no tuvo suerte. La joven Jane respondió a este rechazo editorial guardando todos sus originales en un cajón y empezando otra obra, que dejaría a medias: Los Watson (1803). Este pequeño esbozo, que con suma delicadeza ha publicado Nórdica en una bella edición ilustrada (las estampas las firma Sara Morante), nos ayuda a comprender no sólo el proceso creativo de su autora, sino su ideología y su temperamento.
Un libro es bueno cuando su voz es honesta, cuando las palabras emergen como un géiser del fondo de uno mismo y salpican el papel hasta llenarlo de oraciones, enunciados y vida. Vida. Los buenos libros tienen poros por lo que respira su autor. Por eso, con frecuencia, vemos que se repiten en algunos escritores los mismos motivos temáticos, y esto es así porque los llevan en la sangre, como la información genética. Jane Austen se encuentra entre ellos.
Los Watson comparte obsesiones con las novelas inéditas que la precedían. En esta ocasión, quienes se enfrentan a un destino aciago son las hermanas Watson (de origen humilde), cuyo padre se encuentra gravemente enfermo, motivo por el cual necesitan encontrar un esposo. La protagonista del relato, Emma, es una joven de diecinueve años que tras ser criada por su tía en un ambiente refinado regresa al hogar paterno siendo una extraña para sus familiares. Pronto, sin embargo, intimará con su hermana mayor, Elizabeth, verdadera depositaria del ideario de Austen, siendo ésta una de las posibles razones del abandono de la escritura del libro, pues recordemos que el personaje principal de Orgullo y prejuicio ya se llamaba así y desempeñaba idéntica misión. Elizabeth representa, en la teoría, un modelo de cambio que difiere de las normas sociales de su época, si bien reconoce la dificultad de aplicarlo: «ya sabes que no tenemos más remedio que casarnos. Yo me arreglaría muy bien sola; con unos pocos amigos y un agradable baile de vez en cuando me contentaría…Pero nuestro padre no puede asegurarnos el porvenir» (página 15).
La obra, que con caja pequeña, letra generosa y veinticuatro ilustraciones, apenas llega a las 122 páginas, se ofrece a los lectores como un esquema inconcluso. Su atractivo consiste en la exquisitez de su edición y en el acercamiento al proceso creativo de su autora. Austen trabaja en todas sus novelas con los mismos materiales, pero varía sus planteamientos. En este libro, el peso narrativo recae en una muchacha huérfana asediada por dos espadas: una familia desavenida e hipócrita (a excepción de Elizabeth, sus hermanos y cuñada exhiben un carácter descortés, orgulloso, traicionero y brusco), y el filo de la pobreza.
Jane Austen señala en sus obras el problema que supone para la mujer la falta de recursos económicos que garanticen su independencia. En Los Watson se apunta el conflicto que supone para la institución del matrimonio la falta de amor y la disparidad de edades entre los contrayentes. No en vano, son preocupaciones que recorren Europa a lo largo de la centuria. Pensemos en El sí de las niñas, de Leandro Fernandez de Moratín (1801), en Madame Bovary, de Gustave Flaubert (1857) o en La Regenta, de Leopoldo Alas “Clarín” (1884-1885). Ahora bien, en las novelas de Austen late siempre el planteamiento de la transgresión de la norma. Sus mujeres (aquellas cuyo comportamiento ensalza, ya sabemos que critica la ligereza de otras) se plantean un orden alterno, insubordinado al poder económico del hombre; al tiempo que hacen gala de la suficiente personalidad, independencia y arrojo como para elegir sin prisa y con paciencia, en plena posesión de su albedrío, al marido perfecto.
En definitiva, esta bella edición de Los Watson no es apta para neófitos en la obra de Jane Austen, pero deleitará a los seguidores de la célebre escritora británica.
Es un libro que me llama mucho, además me gusta mucho esta editorial.
ResponderEliminarMuy buena reseña. ¡Saludos!.
Me gustó el libro, una lástima que se quedara sin terminar. ¡Saludos!
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