Santiago Pajares
Llegué a este libro a través de la película. La vi y al descubrir que estaba basada en una novela intuí que en sus páginas habría más cosas de las que había visto en imágenes. Y tenía razón. Creo que la película es una muy buena adaptación del libro, y es que está escrita y dirigida por el propio autor, que tuvo diez años entre la publicación del libro y el estreno para pensar qué hacer, cómo convertir líneas de texto en fotogramas. El libro contiene las cartas que Charlie escribe a un amigo imaginario narrando el que será su primer año de instituto. Todos los miedos que conlleva ir a un nuevo colegio, hacer nuevos amigos y enfrentarse a nuevos retos. Y es que Charlie, de 15 años, es un chico especial provisto de una extraordinaria sensibilidad y una portentosa inteligencia. Uno de esos chicos que piensan demasiado, que le dan vueltas a las cosas hasta que todo acaba haciéndose un barullo en su cabeza. Además de esto tiene que sobrellevar la convivencia con su familia y el recuerdo de su tía Helen, la única que supo darle cariño cuando era un niño y que murió hace años en un accidente de tráfico, lo que obligó a Charlie a reposar en un hospital psiquiátrico para detener la maquinaria de su cabeza. En sus primeros días de instituto conoce a Sam y Charlie, dos hermanastros también socialmente marginados pero que han llegado a aglutinar a su alrededor a un buen grupo de otros chicos raros. Aunque son dos años mayores que Charlie le acogen en su grupo y le incitan y apoyan con sus primeros escarceos con el sexo opuesto y las drogas. Por fin Charlie se siente parte de algo, ha encontrado una nueva familia. Uno podría pensar que ha visto muchas historias de este estilo, chico marginado se junta con otros chicos marginados, pero hay algo hermoso y delicado en la manera en que Charlie cuenta su propia historia y la de los que le rodean. Su profesor de literatura intuye su potencial y trata de nutrirle con la lectura de buenas novelas, de las que se ve obligado a escribir una redacción. Este profesor es el que suelta para mí la frase del libro, el resumen perfecto de la novela que alumbra todo a su alrededor: «Aceptamos el amor que creemos merecer». Y es que Charlie, enamorado de Sam, no se atreve a reclamar ese amor porque cree no merecerlo. Y en ese acto podemos ver tantas acciones de nuestra propia vida, tantas tardes al lado de un amigo hablando de tonterías, hablando de nuestro futuro y de las cosas que deseamos que nos ocurran. Cuando todo está aún por venir y todavía no existen hechos sino posibilidades. Cuando todavía somos infinitos, como dice el propio protagonista del libro. La novela es de 1999 y nos llega ahora propiciada por el éxito de la película. El autor, guionista y director Stephen Chbosky fue tutelado en su adolescencia literaria por Stewart Stern, guionista de la película Rebelde sin causa. También es creador de la serie de televisión Jerichó, emitida hará un par de años por la cadena Cuatro.
Las ventajas de ser un marginado es una novela llena de sensibilidad que gustará a todos aquellos que recuerdan esos días confusos de instituto regidos por unas normas todavía incomprensibles. Una novela de estilo epistolar en la que un chico encuentra un par de buenos amigos donde apoyarse. Porque todos, en algún momento, necesitamos apoyarnos en algún amigo. Porque todos en algún momento nos hemos sentido un poco marginados, ¿o no?.
Me gustaría leerlo algún día, además no está mal de precio. Saludos.
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