César Mallorquí
¿Alguna vez un vidente le ha adivinado detalles de su vida privada de forma aparentemente milagrosa? ¿Algún médium le ha puesto en contacto con el más allá? ¿Ha visto un fantasma? ¿En cierta ocasión su alma abandonó el cuerpo para realizar un viaje astral? ¿Ha contemplado a algún psíquico doblando cucharas o moviendo objetos con el poder de la mente? ¿Ha tenido premoniciones que luego se cumplieron?
Con seguridad, la mayor parte de la gente contestaría que sí a una o varias de esas preguntas. ¿Es ello una prueba de que lo paranormal existe? No: es una prueba de la facilidad con que se engaña nuestro cerebro, de lo sencillo que resulta dejarnos embaucar.
De un tiempo a esta parte, cada vez se publican más libros dedicados a denunciar las mentiras de las pseudociencias —como la parapsicología—, o de las mal llamadas medicinas alternativas –como la homeopatía-, libros que ofrecen una mirada racional y científica ante fenómenos aparentemente sobrenaturales. A las ya clásicas obras “escépticas” de Martin Gardner, se han sumado títulos tan interesantes como Los nuevos charlatanes (2008), de Damian Thompson, Por qué creemos en cosas raras (2008), de Michael Shermer, o Mala ciencia (2011), de Ben Goldacre.
¿Esto es paranormal?, de Richard Wiseman, es otro “ensayo escéptico”, pero no uno más. Otros libros, similares a éste, se centran en demostrar la falsedad de los fenómenos y las doctrinas pseudocientíficas; pero Wiseman sigue otro camino: da por hecho que lo paranormal no existe, así que, en vez de esforzarse en demostrarlo, se dedica a analizar los mecanismos psicológicos que hacen que la gente crea en cosas imposibles.
A lo largo de siete extensos capítulos, el autor da un ameno paseo por las principales chaladuras de lo paranormal: la adivinación, las experiencias extracorpóreas, la telequinesis, el espiritismo, los fantasmas, el control mental y las premoniciones. En cada caso, Wiseman disecciona la psicología inherente a dichos fenómenos desde dos puntos de vista complementarios: el de quien engaña, y el de quien es engañado. Y lo cierto es que sus conclusiones resultan perturbadoras, porque nos confrontan con nuestros propios espejismos y errores, y ponen en evidencia lo fácilmente que se quiebra el pensamiento racional. En el fondo, creemos en imposibles porque, al igual que el agente Mulder, queremos creer.
Por otro lado, dado que la materia prima del libro —lo paranormal— es de naturaleza más bien extravagante, Wiseman nos cuenta las historias de algunos personajes deliciosamente excéntricos, como las hermanas Fox y las mesas bailarinas, y unas cuantas anécdotas desopilantes, como la de Gef, la “mangosta parlante”. Lo cierto es que algunos párrafos, los dedicados a las creencias paranormales más estrafalarias, parecen formar parte más del género de humor que de la divulgación científica. Pero se trata de un libro serio y riguroso, un libro que nos aporta valiosa información sobre la forma en que interpretamos la realidad; aunque, muchas veces, la forma en que contemplamos lo real no es ni seria ni rigurosa. Acompañando al texto hay numerosas etiquetas QR y direcciones de Internet que nos remiten a entrevistas, conferencias y documentales relacionados con los diversos temas tratados.
Entre las técnicas psicológicas de engaño (y autoengaño) que se analizan en ¿Esto es paranormal?, Wiseman presta especial atención a la llamada “lectura en frío”, el proceso mediante el cual los presuntos videntes y mentalistas consiguen obtener información de desconocidos sin que estos se den cuenta. Es más, Wiseman no se limita a exponer la técnica de la lectura en frío, sino que ofrece un divertido mini-cursillo que permitirá al lector, tras la debida práctica, llegar a ejercitarla con maestría. Algo muy conveniente en estos tiempos, pues, si tenemos en cuenta los orígenes de la crisis que nos azota, no hay dedicación con más futuro que la de embaucador.
Estoy de acuerdo pero te aseguro que no habrá gente que deje de decir que por algo es "paranormal" y que no hay lógica ni razón...es que resulta dogmático para ellos, si los cuestionas creen que pensamos que están locos.
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