Pedro M. Domene
La novela o el relato de intriga, caracterizada por la intensidad o el suspense, está de moda, y si además se ejecuta con una trepidante trama capaz de envolver al lector, se adereza con tintes de esoterismo y oscurantismo o se remata con ciertos aires de utópica fantasía para cubrir nuestra tediosa vida cosmopolita, la meta habrá sido alcanzada por su autor. Solo entonces tendremos asegurado: mucha intriga, enigmas sin resolver, destinos inciertos y, sobre todo, la fuerza de un auténtico personaje que, a medida que avanza el relato, se autodestruye en mitad de un mundo que se derrumba a su alrededor por momentos. Pero, como en este caso, se trata de un antihéroe que callejea, sobrepasa las normas de la ética profesional, persigue a sus presas, hurga en el subsuelo, lleva una vida disipada y, en ocasiones para olvidar, se emborracha. Mucho de esto, y algo más, contiene la nueva novela de Pedro de Paz (Madrid, 1969), notario atento a la actualidad desde sus comienzos literarios, que combina en sus temas dos de sus grandes pasiones, el mundo de la informática en sus más variadas acepciones, y una visión crítica, tan ácida como aguda, de una cotidianidad urbana en la que sobrevive y que, de su mano, se convierte en material de buena ficción, como ya ocurriera en dos de sus anteriores entregas, Muñecas tras el cristal (2004), cuando un informático rastrea la red en busca de una mujer que conoció años atrás y vive en la actualidad inmersa en el mundo de la pornografía, y El documento Saldaña (2009), relato de un buscavidas que se sumerge en el pasado para vivir auténticas aventuras que incluyen asesinatos, mafias y extraños códigos, ambas novelas con una asombrosa capacidad para arrastrar al lector a una lectura continuada, habilidad que ahora redondea con La senda trazada (2011), una historia frenética, contada con esa eficacia que se traduce en una vertiginosa sucesión de imágenes casi cinematográficas. Sobre todo cuando su protagonista, Alfonso Heredia, se sumerge, sin apenas darse cuenta, en el laberíntico mundo de lo oculto, de lo enigmático tras comprar un misterioso volumen, casi de bibliófilo, en una no menos extraña librería de viejo por la ridícula cantidad de diez euros, último recurso sacado de su bolsillo, y sin saber que tal vez las páginas manuscritas de aquel libro modificarían el futuro del resto de su vida.
La novela de Pedro de Paz es algo más que una trepidante historia porque al hilo de su desbordada intensidad por desenredar el misterio que atormenta al fotógrafo free-lance cuya vida personal y profesional ha dado un giro de 360 grados, se enfrenta en su incertidumbre a una investigación de sorprendente final. La senda trazada es una novela de perdedores, de ambiciosos, con una atmósfera opresiva, y en ocasiones de desamor porque al protagonista su chica lo ha abandonado, no consigue vender ninguna foto decente, debe varios meses del alquiler, subsiste económicamente acosta de usureros que reclaman sus préstamos, incluso su mejor amigo lo ha traicionado. Su situación es tan desesperada que alimenta su espíritu con un sentimiento de derrota continuo hasta que el misterioso libro, un enigma por resolver, le ofrece las innumerables posibilidades personales y profesionales que antes no tenía. La suya entonces será una constante búsqueda de los mensajes crípticos que encierra el volumen, en realidad, una sucesión de sentencias, que corresponden al fatídico futuro de conocidos personajes de actualidad, pero que Alfonso no logra descifrar, sin embargo ocurren, y derivan en una catastrófica realidad que a todas luces parece escrita. Hechos que, además, arrastran al protagonista a justificar la naturaleza humana en algunas de sus más mediocres actuaciones, incluida una ruinosa actitud, la suya propia, ante semejante pesadilla de la que no consigue despertar.
Un giro de 360º te deja donde estás.
ResponderEliminar;)
ResponderEliminarEsta novela es mala. Lo siento pero es así
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