Renacimiento, Sevilla, 2009. 48 pp. 8 €
Sofía Rhei
«Los curas van de negro porque son la sombra de Dios.»
Se trata de una poesía ligeramente surrealista, construida alrededor de imágenes a menudo poderosas y casi siempre inquietantes. La fusión de memoria y sensaciones tangibles o visuales da como resultado un deslizamiento de lo cotidiano hacia lo incómodo, cierta deconstrucción de la percepción.
Sin mucha justificación, a mí este libro me trae a la cabeza la imagen de las ruinas de un edificio urbano. El solar está vacío, pero en las paredes permanecen los papeles de las paredes, los azulejos, las pinturas, las huellas de los peldaños, algún cuadro aún colgado. No queda más remedio que imaginar cómo eran las personas que vivían allí, o como son los fantasmas sin peso capaces de seguir habitando esos pisos, de subir esas escaleras que ya no son nada mas que líneas, proyecciones.
De ese modo, con muy pocas palabras, la poeta nos habla de muchas cosas. La yuxtaposición poética funciona como multiplicación: las cosas no son sólo aquello a lo que se refieren las palabras por separado, sino una tercera cosa, nunca antes dicha, que brota de ese encuentro inesperado: "surcos de letras", "blancos átomos", "las llaves de la tierra".
Si la poesía es este solapamiento, este encontrar un sabor desconocido en las palabras de todos los días, entonces el libro de Belén Núñez es poesía.
Compren poesía, lectores.
Sofía Rhei
«Los curas van de negro porque son la sombra de Dios.»
Se trata de una poesía ligeramente surrealista, construida alrededor de imágenes a menudo poderosas y casi siempre inquietantes. La fusión de memoria y sensaciones tangibles o visuales da como resultado un deslizamiento de lo cotidiano hacia lo incómodo, cierta deconstrucción de la percepción.
Sin mucha justificación, a mí este libro me trae a la cabeza la imagen de las ruinas de un edificio urbano. El solar está vacío, pero en las paredes permanecen los papeles de las paredes, los azulejos, las pinturas, las huellas de los peldaños, algún cuadro aún colgado. No queda más remedio que imaginar cómo eran las personas que vivían allí, o como son los fantasmas sin peso capaces de seguir habitando esos pisos, de subir esas escaleras que ya no son nada mas que líneas, proyecciones.
De ese modo, con muy pocas palabras, la poeta nos habla de muchas cosas. La yuxtaposición poética funciona como multiplicación: las cosas no son sólo aquello a lo que se refieren las palabras por separado, sino una tercera cosa, nunca antes dicha, que brota de ese encuentro inesperado: "surcos de letras", "blancos átomos", "las llaves de la tierra".
Si la poesía es este solapamiento, este encontrar un sabor desconocido en las palabras de todos los días, entonces el libro de Belén Núñez es poesía.
Compren poesía, lectores.
Espectacular!!! Un ángulo de visión de la poesía desconocido por mí, reinvención que la hace atractiva. Felicidades, Belén!
ResponderEliminarGracias Sofía y gracias JuanCa por gustarte mi visión de la poesía. Me gusta ser muy creativa.
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