Anagrama, Barcelona, 2009. 336 pp. 19 €
Jorge Díaz
Hay veces que uno no entiende un libro. Avanza y no entra, vuelve atrás, relee lo leído, pero nada, no hay manera. La culpa probablemente no sea del libro sino del lector. A mí me ha pasado con La noche del Diablo de Miguel Dalmau. Y lo siento, porque tengo el convencimiento de que es una buena novela. Trata un tema interesante, parece muy documentado, está bien escrito… Pero en ningún momento me he sentido cómodo leyendo. Sé lo que me pasa, son los personajes, tanto el narrador como el protagonista, soy incapaz de ver el mundo a través de sus ojos por mucho que me esfuerce. Aún así soy consciente de que está todo ahí, que la labor de creación es irreprochable.
El narrador es un joven sacerdote mallorquín que cuenta su experiencia durante la guerra civil como traductor y asistente del Conde Rossi, un militar enviado por Mussolini a la isla con dos dobles objetivos: el principal, ayudar a expulsar, en realidad exterminar, a los republicanos, y el secundario, divulgar el fascismo, en realidad sondear la posibilidad de anexionar las Baleares al nuevo imperio italiano.
La guerra civil en Mallorca, según lo que leo en el libro porque no tenía ningún conocimiento previo, apenas tuvo importancia militar: los rebeldes triunfaron de inmediato y apenas hubo un pequeño desembarco de tropas republicanas en la zona de Manacor y Son Cervera que fueron inmediatamente reducidas. Por mucho que Julián Alcover, el pusilánime sacerdote, nos presente al italiano como un gran militar, el león de Son Cervera, no parece más que una pasión exagerada por su compañero. Lo importante e interesante es ver cómo en una isla se concentra el odio y la represión es desmedida, sin ninguna relación con las posibles afrentas anteriores. Y en ella participan todos: nobles, propietarios, falangistas, vecinos con antiguas disputas…
En esa represión, el italiano es un tipo endiablado: asesinatos, violaciones, torturas… El tal Conde Rossi, Arconovaldo Bonacorsi, es un tipo francamente desagradable. El problema es que su único objetivo parece escandalizar a su pazguato acompañante. No mata por matar o viola por violar, sólo para que se asuste el narrador. Tras cada acción tiene una frase o una blasfemia para herir la inocencia de su cronista.
El curita que nos lo cuenta, no es un término despectivo contra los religiosos, sólo contra él, se escandaliza, justifica, se vuelve a escandalizar, se fascina, se vuelve a escandalizar, se persigna y se siente mal mientras reza en el convento… Nada más. Se hace extraño, y sin duda hay que calificarlo como una habilidad del autor, que nos estén contando la historia de alguien a quien se presenta como un asesino que se ampara en una guerra para matar y el que resulte verdaderamente inmoral sea el cura que lo narra, justificando su comportamiento cada pocas líneas.
Así que los personajes son negativos. Pero eso no es malo, me he identificado a lo largo de mi vida de lector con tipos con los que no me tomaría un café ni loco. Con Alcover y Bonacorsi tampoco me lo tomaría, casi menos con el cura que con el fascista. Lo que me gustaría es compartir durante unas horas su forma de ver el mundo y entender su peripecia vital. Pero no lo consigo. Ni en la ideología ni en el miedo veo necesidad a su comportamiento. No les veo entrar en la espiral del odio y el terror sino acumular desmanes. Es el motivo por lo que creo no haberlo entendido, estoy seguro de que existe un hilo que llevaba de una acción a otra y que yo, simplemente, no supe encontrarlo.
Pese a todo, La noche del Diablo es una novela ágil y llena de momentos espléndidos: la visita al burdel de Madame Elena, la llegada de los alemanes a la Catedral y su descubrimiento de una estrella de David en uno de los vitrales, la descripción del verdadero pasado del conde… Quizá sea necesario volver atrás otra vez, hasta disfrutarla.
Jorge Díaz
Hay veces que uno no entiende un libro. Avanza y no entra, vuelve atrás, relee lo leído, pero nada, no hay manera. La culpa probablemente no sea del libro sino del lector. A mí me ha pasado con La noche del Diablo de Miguel Dalmau. Y lo siento, porque tengo el convencimiento de que es una buena novela. Trata un tema interesante, parece muy documentado, está bien escrito… Pero en ningún momento me he sentido cómodo leyendo. Sé lo que me pasa, son los personajes, tanto el narrador como el protagonista, soy incapaz de ver el mundo a través de sus ojos por mucho que me esfuerce. Aún así soy consciente de que está todo ahí, que la labor de creación es irreprochable.
El narrador es un joven sacerdote mallorquín que cuenta su experiencia durante la guerra civil como traductor y asistente del Conde Rossi, un militar enviado por Mussolini a la isla con dos dobles objetivos: el principal, ayudar a expulsar, en realidad exterminar, a los republicanos, y el secundario, divulgar el fascismo, en realidad sondear la posibilidad de anexionar las Baleares al nuevo imperio italiano.
La guerra civil en Mallorca, según lo que leo en el libro porque no tenía ningún conocimiento previo, apenas tuvo importancia militar: los rebeldes triunfaron de inmediato y apenas hubo un pequeño desembarco de tropas republicanas en la zona de Manacor y Son Cervera que fueron inmediatamente reducidas. Por mucho que Julián Alcover, el pusilánime sacerdote, nos presente al italiano como un gran militar, el león de Son Cervera, no parece más que una pasión exagerada por su compañero. Lo importante e interesante es ver cómo en una isla se concentra el odio y la represión es desmedida, sin ninguna relación con las posibles afrentas anteriores. Y en ella participan todos: nobles, propietarios, falangistas, vecinos con antiguas disputas…
En esa represión, el italiano es un tipo endiablado: asesinatos, violaciones, torturas… El tal Conde Rossi, Arconovaldo Bonacorsi, es un tipo francamente desagradable. El problema es que su único objetivo parece escandalizar a su pazguato acompañante. No mata por matar o viola por violar, sólo para que se asuste el narrador. Tras cada acción tiene una frase o una blasfemia para herir la inocencia de su cronista.
El curita que nos lo cuenta, no es un término despectivo contra los religiosos, sólo contra él, se escandaliza, justifica, se vuelve a escandalizar, se fascina, se vuelve a escandalizar, se persigna y se siente mal mientras reza en el convento… Nada más. Se hace extraño, y sin duda hay que calificarlo como una habilidad del autor, que nos estén contando la historia de alguien a quien se presenta como un asesino que se ampara en una guerra para matar y el que resulte verdaderamente inmoral sea el cura que lo narra, justificando su comportamiento cada pocas líneas.
Así que los personajes son negativos. Pero eso no es malo, me he identificado a lo largo de mi vida de lector con tipos con los que no me tomaría un café ni loco. Con Alcover y Bonacorsi tampoco me lo tomaría, casi menos con el cura que con el fascista. Lo que me gustaría es compartir durante unas horas su forma de ver el mundo y entender su peripecia vital. Pero no lo consigo. Ni en la ideología ni en el miedo veo necesidad a su comportamiento. No les veo entrar en la espiral del odio y el terror sino acumular desmanes. Es el motivo por lo que creo no haberlo entendido, estoy seguro de que existe un hilo que llevaba de una acción a otra y que yo, simplemente, no supe encontrarlo.
Pese a todo, La noche del Diablo es una novela ágil y llena de momentos espléndidos: la visita al burdel de Madame Elena, la llegada de los alemanes a la Catedral y su descubrimiento de una estrella de David en uno de los vitrales, la descripción del verdadero pasado del conde… Quizá sea necesario volver atrás otra vez, hasta disfrutarla.
Hola:
ResponderEliminarLlegué aquí por simple casualidad que alguien en facebook compartiera esta página que, por demás me parece interesantísimo pues puedo leer entre líneas lo objetivo y buen analista que eres. Me encanta leer...de vicio y también soy muy crítica. No he leído esta novela pero el análisis, que me parece confiable, no me invita a leerla, y no es tu culpa... primero no es un tema con el que me sienta cómoda. Segundo: cuando me pasa eso que señalas al principio, con una obra... y veo que persiste (es lo mismo que decir que la obra no hace click en ti, en el lector... no hay enganche en ningún momento, debo decirte que difícilmente yo la termine) Y me ha pasado con obras de los clásicos pero también de nuestros latinoamericanos famosos como un GGMárquez o Carlos fuentes. Cuando no me siento cómoda, cuando no internalizo algún personaje o los personajes por más perversos o rateros que estos sean... te juro que no la digiero y listo. La expelo. Un placer leer tu blog. Muy muy bueno.
http://lunadesalymiel.blogspot.com
La crítica, a pesar de ser una crítica personal, no deja de ser cierta, y de alguna forma a mí también me ha ocurrido con esta novela. La noche del diablo, es interesante debido a su tipo de documentación sobre la guerra civil, la narración que Miguel Dalmau expresa en la novela te hace participe de esa época, e incluso te traslada a la isla mallorquina.. pero no hay ningun tipo de vínculo que consiga hacerme compartir la ideología de los personajes, ni su forma de actuar en las situaciones que se desarrollan a lo largo de la novela... En mi opinión, me desagradó no poder empatizar ni tan siquiera con alguno de los personajes. En definitiva, gran narrativa, caracterización total de los personajes, pero una gran falta de un sentimiento empático para el lector.
ResponderEliminar