lunes, septiembre 07, 2009

Un médico rural y otros relatos pequeños, Franz Kafka

Trad. Pablo Grosschmid. Impedimienta, Madrid, 2009. 147 pp. 17,15 €

Pedro M. Domene

Franz Kafka es, tal vez, el escritor más importante de nuestro siglo. Su vida se traduce en una de las paradojas más surrealistas: judío de nacimiento, alemán de lengua, checo de patria, ejemplo, por otra parte, de la más desarraigada figura de un escritor. Autor de cuentos, sus novelas más importantes aparecieron tras su muerte. Su obra, para algunos, es la meditación acerca de la ausencia de Dios, o esa interrogante sobre el poder y la burocracia, aunque para otros puede ser la apocalíptica visión de un futuro inmediato. Lo que determina la escritura de Kafka es esa necesidad absoluta de librarse de escribir página tras página. Lo mismo que las voces, los gestos, los rostros que a diario observa el escritor deben ser reducidos a la precisa sensación de la palabra, de la frase o del fragmento, según el pulso riguroso que se le exige a la letra. Kafka escribe para vivir, quizá por este motivo el paso de los hechos a la escritura, a la palabra, en concreto, sirve para identificar la gravedad que sus textos presentan y para percibir el sentido último que parecen augurar. Quizá por todo esto, nunca llegaremos a saber si El castillo (1926) es una crítica metafórica sobre el poder o una simple novela de aventuras, con abundantes dosis de humor, si La metamorfosis (1915) es una simple novela realista o la interpretación de una profunda pesadilla en un excelente tono literario, e incluso si un textos como El proceso (1916) encierra una burla a la moderna burocracia tan bien conocida por el escritor. Estas obras y las legadas tras su muerte, muestran la historia de un desgarro provocado por la contradicción que suponía en Kafka la dicotomía entre lo que quería ser: un escritor; y lo que representó, en realidad, en toda su vida: un oficinista.
Pablo Grosschmid traduce Betrachtung para la presente edición de Impedimenta, uno de los libros menos conocidos de Franz Kafka con el título de Percepciones, y fecha el mismo en 1912. Los dieciocho relatos que componen la colección habían sido publicados anteriormente en la revista Hyperion, el 9 de marzo de 1908, ocho textos numerados del I al VIII; una segunda edición, parcial, reunía solo cinco y se publicó en Bohemia, el 27 de marzo de 1910, y una tercera y definitiva, en forma de libro, fue publicada por Rowohlt, en Leipzig, 1913 (aunque apareció hacia el 10 de diciembre de 1912). Fecha que las O.C. (3 vols), editadas por Jordi Llovet para Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, dan como válida para Contemplación, titulo con que se traduce la colección, y algunos ligeros cambios incluso en los títulos de los relatos. Este es el primer libro que publica Kafka, con una tirada de 800 ejemplares, con una difusión deficiente y un escaso reconocimiento, además aún tendría que pasar una década para que se agotara, y otros tantos años más para que la obra pudiese ser valorada lo suficientemente. Son textos de una extensión variada, algunos apenas ocupan la mitad de una página, otros seis o siete líneas, miniaturas como han sido calificados, y hoy se considerarían auténticos microrrelatos, esa forma narrativa breve y experimental, que surge de ese minúsculo laboratorio de experimentación del escritor, y que Kafka supo llevar hasta el límite mismo. Sus «Niños en la carretera», «Propósitos», «Contemplación distraída», «Los que pasan de largo corriendo» o «Deseo de ser piel roja» son el mejor ejemplo de una irónica visión de las cosas, de una intensidad expresiva poco común, incluso relatos que calificaríamos de transgresores y se convierten en auténticas joyas literarias.
En el período que comprende finales de noviembre de 1916 y julio de 1917, surgieron unas prosas que más tarde formarían de lo que sería el núcleo de Un médico rural. Con la publicación de Un médico rural, en mayo de 1920, la colaboración entre Kurt Wolff y Franz Kafka había concluido. Durante los ocho años que duró su relación comercial fueron publicados, si consideramos Meditaciones en Rowohlt, seis libros en ediciones exclusivas. Tras esta ruptura el escritor había llegado al punto más sombrío de su existencia, motivada también, entre otras cosas, por el agravamiento de su enfermedad. Un médico rural es el sexto y último libro publicado en vida, aunque aún tendría tiempo de supervisar Un artista del hambre (1924). Como en su anterior, algunas de estas narraciones fueron publicadas en revistas literarias. La mayor parte de los manuscritos que componen estas narraciones ya no existen y hoy han desaparecido para los investigadores.
Alfred Döblin llegó a afirmar que los textos de Kafka eran «informes basados en la absoluta verdad, sin invención alguna y, a pesar de su extraña mezcolanza, ordenados alrededor de un centro verídico y muy real» Alguien ha afirmado, de igual manera, que las novelas del checo tienen la esencia de los sueños, pero ¿cuál sería esa esencia de los sueños? En realidad, unas imágenes sucesivas, transparentes y espontáneas, que nos parecen lógicas en todo momento, con la emoción y certeza de que las cosas son profundamente verdaderas y la sensación de que éstas nos tocan muy de cerca.
Buena ocasión para volver a leer, una vez más al maestro checo en Un médico rural y otros relatos pequeños, de la mano de Impedimenta, incluso para quien desconozca su obra y pretenda iniciarse en su mundo, una colección, taxativamente, espléndidamente editada y traducida, textos para seguir insistiendo en la búsqueda de esa esencia que provocan los sueños, los de aquella época y los de ahora.

3 comentarios:

  1. Borges decía que lo mejor de Kafka eran sus relatos breves y, en cierta forma, son ellos los que más han contribuido a cimentar la figura de Kafka pese a la larga sombra de sus grandes novelas inacabadas y de La metamorfosis.

    Un acierto recuperarlos en esta edición.

    Saludod.

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  2. Y hacerlo, además, con la increíble elegancia formal con que lo hace Impedimenta. Insuperable.

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  3. Totalmente de acuerdo. Se trata de una edición cuidada, con ilustraciones que aportan riqueza al texto, que hacen soñar y reflexionar una vez terminada la lectura.

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