viernes, junio 20, 2008

Salamina, Javier Negrete

Espasa, Madrid, 2008. 400 pp. 19.90 €

León Arsenal
firma invitada *

Salamina. Un título que puede llamar a engaño; inducir a creer que el libro se centra en el combate naval librado, en el 480 a.C., por las flotas griega y persa, en las cercanías de la isla del mismo nombre. No es así. Tampoco estamos ante una «novela embudo», estructurada para hacer confluir a los hilos argumentales y los distintos personajes al gran enfrentamiento final. No. La narración es un fresco que abarca las Guerras Médicas, de la batalla de Maratón a la de Salamina. Fresco, o más bien tapiz, puesto que los distintos personajes se entrecruzan para tejer la historia, al tiempo que ésta tiene un hilo conductor claro: Temístocles. Ambicioso, astuto, intrigante, arribista; es el protagonista indiscutible de la novela. El hombre que sirvió en tierra bajo Milcíades, en Maratón, y que más tarde sería el artífice de la hegemonía marítima ateniense.
Lejos del recurso a la crónica novelada, bastante caduco ya, Negrete acude a la novela pura. En ese sentido, Salamina es buen escaparate de las tendencias que, hoy en día, se imponen en el género histórico. En esta novela, la fidelidad a la historia se conjuga con la flexibilidad por motivos dramáticos. Ejemplo de ello es la forma en que el autor recurre a personaje real —Artemisia, reina de Halicarnaso, que combatió en persona del bando de los persas— para construir una contrapartida femenina a Temístocles, tan ambiciosa e implacable como él. Encontramos también una panoplia de personajes de la época, que tuvieron arte y parte en los sucesos: Jerjes, Milcíades, Leónidas, Cimón, junto a otros inventados. Con todos ellos, Negrete forma un árbol de caracteres que van desde protagonistas a meros comparsas y que dan armazón a la historia tanto o más que los propios sucesos. Propio de la novela histórica actual es también la forma en que echa mano, sin el mayor reparo, a recursos propios de otros géneros narrativos, del bélico a la intriga, pasando por el de aventuras e incluso el de viajes exóticos (véase, a tal respecto, la parte en que se narra la estancia de Temístocles en Babilonia).
Negrete, especialista en Grecia, se ha documentado, además, de forma exhaustiva sobre las Guerras Médicas y las grandes batallas que en ellas se libraron; hitos históricos sobre los que tenemos menos certezas y más dudas de lo que uno podría pensar de entrada. Tras reunir todo el material disponible, ha evitado con gran sentido común la tentación de abrumar al lector con una infinidad de datos. Es algo en lo que muchos autores de este género caen; un exceso que acaba por dañar el flujo de la narración. Incluso las digresiones de la novela son medidas, calculadas, y responden a una finalidad. Una explicación en apariencia prolija se revela así harto útil muchas páginas después, permitiendo que el lector disponga ya de información sobre situaciones políticas o datos bélicos, necesarios para entender una escena en concreto. De hacer el alto en explicaciones, justo ahí, hubiera sido imposible imprimir el ritmo que algunas en esta novela tienen.
Javier Negrete es un autor en plena madurez. A cada novela que escribe gana en recursos, en capacidad para abordar novelas complejas sin dejar de lado lo pequeño. Este giro –o, mejor, expansión; puesto que no abandona el primer campo- desde lo fantástico a lo histórico no puede ser más afortunado. Solo cabe esperar entonces que la experiencia no sea una incursión aislada, sino la apertura de otra línea de escritura en este autor. De ser así, sin duda nos dará en los próximos años libros muy interesante en un género que, en España, está conociendo una pequeña Edad de Oro por número de autores, obras y ventas: el histórico.





* León Arsenal fue el ganador del II Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza con su novela La boca del Nilo (Edhasa, 2004). Su última novela publicada es Los malos años: la guerra entre Pedro el Cruel y la reina blanca (Edhasa, 2007)

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