Trad. Javier García Sanz. Debate, Barcelona, 2006. 1470 pp. 48,90 €
Deni Olmedo
Quizá el nombre de Roger Penrose no resulte especialmente conocido para el gran público, pero si lo asociamos al de Stephen Hawking, quizá entonces sí le sonará a más de uno. Lo cual es totalmente injusto, ya que su trayectoria es lo bastante brillante como para que se le tenga en cuenta por méritos propios: miembro de la Royal Society, profesor emérito de Matemáticas en la Universidad de Oxford y muy considerado tanto por su trabajo dentro de la física matemática, como por sus contribuciones a la relatividad general.
Además de sus trabajos de docencia e investigación, Penrose ha desarrollado en estos últimos años una intensa labor de divulgación científica, como pueden ser Cuestiones cuánticas y cosmológicas (Alianza, 1995), en coautoría con Hawking; La naturaleza del espacio y el tiempo (Debate, 1996), donde repite con Hawking; La mente nueva del emperador (Mondadori, 1991) o éste que ahora nos ocupa.
Quien espere de este libro una aproximación light a las teorías de la física, una especie de hermano gemelo de Breve historia del tiempo, de Hawking, es probable que se sienta, a partes iguales, abrumado y decepcionado. Esta obra se puede abordar de dos maneras: o con la ingenuidad de un niño, vaciando la mente y abriéndose a un flujo de conocimiento que nos transportará a través de la historia de los descubrimientos de las leyes físicas, o desde una posición más cercana al tema de la obra, esto es, un lector ya iniciado en los recovecos de la Física y las Matemáticas, y que busquen en este libro, lo que precisamente es: un vademécum de esas dos ciencias.
Deni Olmedo
Quizá el nombre de Roger Penrose no resulte especialmente conocido para el gran público, pero si lo asociamos al de Stephen Hawking, quizá entonces sí le sonará a más de uno. Lo cual es totalmente injusto, ya que su trayectoria es lo bastante brillante como para que se le tenga en cuenta por méritos propios: miembro de la Royal Society, profesor emérito de Matemáticas en la Universidad de Oxford y muy considerado tanto por su trabajo dentro de la física matemática, como por sus contribuciones a la relatividad general.
Además de sus trabajos de docencia e investigación, Penrose ha desarrollado en estos últimos años una intensa labor de divulgación científica, como pueden ser Cuestiones cuánticas y cosmológicas (Alianza, 1995), en coautoría con Hawking; La naturaleza del espacio y el tiempo (Debate, 1996), donde repite con Hawking; La mente nueva del emperador (Mondadori, 1991) o éste que ahora nos ocupa.
Quien espere de este libro una aproximación light a las teorías de la física, una especie de hermano gemelo de Breve historia del tiempo, de Hawking, es probable que se sienta, a partes iguales, abrumado y decepcionado. Esta obra se puede abordar de dos maneras: o con la ingenuidad de un niño, vaciando la mente y abriéndose a un flujo de conocimiento que nos transportará a través de la historia de los descubrimientos de las leyes físicas, o desde una posición más cercana al tema de la obra, esto es, un lector ya iniciado en los recovecos de la Física y las Matemáticas, y que busquen en este libro, lo que precisamente es: un vademécum de esas dos ciencias.
Porque esto pretende ser (y lo consigue del todo): una extensa recopilación de teorías y leyes físicas, desde las primeros teoremas de los griegos —el de Pitágoras, los postulados de Euclides o el mundo matemático de Platón—, pasando por visionarios como Fourier o Euler; a físicos como Einstein, Schrödinger… y llevándonos en todo momento de la mano (cada capítulo es una preparación para los siguientes que han de llegar, es decir, nos va dando la base teórica y matemática para poder comprender el siguiente capítulo, y así sucesivamente) hasta las más modernas, complejas y delirantes teorías contemporáneas en sus distintas vertientes: física de partículas, teorías cosmológicas o física cuántica.
Es precisamente por esta diversidad, por la que puede atrapar a lectores muy distintos: tanto a uno más profano, que busque únicamente satisfacer su curiosidad por los orígenes de la ciencia —muy recomendables los primeros capítulos dedicados a Las raíces de la ciencia, en los que se nos muestra cómo desarrollaron los sabios de la antigüedad sus teoremas matemáticos—; como a uno más avanzado, que disfrutará de lo lindo con los capítulos más teóricos, que nos vienen a dar desde una clase de nociones de física cuántica, a una descripción de los modelos cosmológicos —el big bang, teorías que intentan explicar las propiedades del universo primitivo, o las más modernas de supersimetría, supradimensionalidad y cuerdas. En suma, nos da una visión desde lo infinitamente pequeño a lo infinitamente grande, y sus profundos nexos.
Penrose logra guiarnos a través de la evolución de toda una rama del saber, que ha ido poco a poco convirtiéndose en terreno acotado a mentes privilegiadas y nos avisa que, lejos de ser la física un campo en el que no caben ya más evolución ni más sorpresas, apenas empezamos a rascar en el tejido de la realidad. Que sólo empezamos a comprender los mecanismos que rigen nuestra realidad, y que hay que enfrentarse a ello con una mente totalmente predispuesta y abierta.
Excelente reseña, estoy ansiosa de empezar al leer el libro, espero relajarme y encontrar el momento apropiado!
ResponderEliminarLa verdad es que este comentario ha conseguido que desee leer el libro, aunque dudo seriamente que sea capaz de entender nada.
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